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UN CAMINO DE CUIDADO Y RESTAURACIÓN EN PRIMERA INFANCIA Y PRIMARIA: EXPERIENCIAS EN EL COLEGIO COLOMBIA VIVA.

Elaborado por Laura Alejandra Rodríguez Maldonado

Texto basado en la presentación realizada el 25 de septiembre de 2024 por la docente Yasmira Carrillo, IED Colombia Viva.

Círculo de comunidad, colegio Colombia Viva, Cortesía docente Yasmira Carrillo

En el cuarto encuentro que organizó Cultivar Paz con docentes participantes del diplomado en “cultura de cuidado y justicia restaurativa en contextos escolares”, se abordó el tema de las prácticas de cuidado y justicia restaurativa en los niveles de primera infancia y primaria. En dicho espacio, se tuvo como invitado especial al Colegio Colombia Viva, ubicado en la localidad Rafael Uribe Uribe en la ciudad de Bogotá (ver mapa). Este encuentro no solo permitió compartir las experiencias del colegio, sino que también se convirtió en una oportunidad valiosa para reflexionar sobre el proceso que están llevando a cabo los docentes en la construcción de una cultura de cuidado en su comunidad educativa. Las docentes participantes del diplomado, Ana Torres, Yasmira Carrillo, Cindy Arias y Carmen Rojas, son el equipo que está sembrando las prácticas de cuidado y justicia restaurativa en este colegio, y su compromiso se ha evidenciado en cada paso de este viaje.

1 Los Círculos Restaurativos (RJEd©), buscan restaurar los vínculos afectados por un conflicto, promoviendo la reparación del daño y revitalizando las relaciones dentro de la comunidad educativa

Este equipo docente elaboró en 2023 una planeación institucional como producto final del diplomado de Cultivar Paz: “Cultura de cuidado y justicia restaurativa en contextos escolares”. La planeación de las docentes se entregó en un documento titulado:  “Voces por la paz: el perdón y el cambio”. La docente Yasmira Carrillo, explica que los enfoques del cuidado y las practicas restaurativas, especialmente, el Círculos Restaurativos1 ha sido fundamental para abordar y transformar los conflictos en el aula. Este enfoque ha permitido no solo resolver situaciones difíciles, sino también fortalecer las relaciones entre los estudiantes fomentando un ambiente más colaborativo, donde las semillas de empatía y respeto pueden germinar.

Logros y desafíos: una mirada a 2023

En 2023, el enfoque de Yasmira y su equipo se centró en diseñar y aplicar una propuesta de convivencia que priorizara la cultura del cuidado y la justicia restaurativa. Entre los logros destacados, se encontró la creación de espacios de diálogo que facilitaron una mejor comunicación entre docentes y estudiantes. “El hacer cosas diferentes llama la atención”, reflexionó Yasmira, indicando que las metodologías innovadoras no solo impactaron a los involucrados directamente, sino que también comenzaron a resonar en la comunidad educativa más amplia, como un eco que invita a todos a cultivar un ambiente más armonioso.

Sin embargo, también surgieron desafíos significativos. La necesidad de mantener la propuesta viva y de incluir a otros grupos dentro de la institución se convirtió en una tarea compleja, especialmente con la llegada de nuevos coordinadores y cambios en el personal docente en 2024. Yasmira resaltó que “las relaciones sociales en las escuelas aún están mediadas por la norma, las relaciones de poder y la autoridad”, lo que a menudo dificulta el avance hacia una cultura más colaborativa y equitativa, como un terreno que aún necesita ser preparado antes de sembrar.

La Iniciativa “¡Me cuido, te cuido!” en 2024

En 2024, el equipo educativo del colegio dio un paso adelante con la iniciativa “¡Me cuido, te cuido!”, que responde a la necesidad de fomentar el autocuidado entre los estudiantes, especialmente al recibir un nuevo grupo de alumnos.Yasmira comentó que esta propuesta se centra en “retomar el reconocimiento personal y el respeto por el otro”, enfatizando que estos valores son fundamentales para construir un ambiente escolar seguro y acogedor, donde cada individuo pueda florecer.

Dentro de esta iniciativa, se introdujeron cuadernos de convivencia en los salones de clase, donde los estudiantes pueden documentar sus emociones y conflictos. Esta estrategia (propuesta y dirigida por el equipo) no solo les permite reflexionar sobre sus experiencias, sino que también promueve la comunicación y la resolución pacífica de problemas en el aula.  Un elemento clave en esta experiencia ha sido el representante de convivencia, un estudiante elegido para liderar dinámicas en todos los cursos, desde jardín hasta grado 11, la elección de esta responsabilidad se centra en estudiantes que enfrentan más desafíos, permitiéndoles experimentar la responsabilidad de resolver problemas, similar a los maestros. Yasmira compartió un ejemplo conmovedor sobre un niño que, tras desahogarse sobre sus dificultades familiares en el Círculo de Construcción de Comunidad, recibió apoyo emocional de sus compañeros, quienes le escribieron cartas para su madre. Este tipo de interacciones demuestra cómo el trabajo restaurativo puede fomentar la empatía y el apoyo mutuo en momentos de crisis, como flores que brotan en medio de la adversidad.

Además, se implementaron actividades de integración, como un “día de spa”, donde el autocuidado se entrelazó con el cuidado del otro. Durante esta jornada, los estudiantes se sumergieron en actividades que promovían no solo el bienestar físico, sino también la conexión emocional entre ellos. A través de ejercicios de relajación y dinámicas de grupo, los niños aprendieron a reconocer sus propias necesidades y, al mismo tiempo, a ser sensibles a las emociones de sus compañeros. Esta experiencia les enseñó que cuidar de uno mismo es fundamental para poder ofrecer apoyo y comprensión a los demás.

Cambios en la institución y adaptaciones necesarias

Los cambios en la institución, incluyendo la llegada de nuevos coordinadores y docentes en 2024, han impactado el desarrollo de las prácticas restaurativas. Yasmira enfatizó que, aunque se han logrado avances, estos cambios a veces crean un “bloqueo en los procesos”. La adaptación a nuevas propuestas pedagógicas requiere una alineación de visiones y valores, lo que no siempre es fácil. Sin embargo, el interés por el trabajo basado en la ética del cuidado y los enfoques restaurativos sigue creciendo, y la participación de nuevos miembros del equipo ofrece la oportunidad de enriquecer estas prácticas, como un nuevo riego que alimenta el crecimiento.

El hecho de que la docente que asumió el rol de orientación en primaria participara activamente en los círculos es un indicio de que hay un compromiso creciente con este enfoque. Esto es alentador, pues muestra que, a pesar de los obstáculos, hay espacio para el diálogo y la colaboración en la búsqueda de un ambiente escolar más saludable.

Conclusiones y perspectivas futuras

La reflexión sobre las experiencias de 2023 y las iniciativas de 2024 destaca el potencial transformador de las prácticas de justicia restaurativa en el ámbito escolar. A medida que los educadores continúan explorando estas herramientas, se enfrenta la tarea de convencer a toda la comunidad educativa —incluyendo padres y personal administrativo— sobre la importancia de un enfoque restaurativo.

Como concluyó Yasmira, “se están dando pequeños pasos que despiertan el interés de otros”. Este camino hacia una cultura de cuidado no es lineal, pero cada esfuerzo cuenta y cada pequeño cambio suma hacia la creación de un entorno educativo donde el respeto, el diálogo y la empatía sea un motivante para la participación y construcción de vínculos sanos. La expectativa de integrar a los estudiantes de bachillerato en estos procesos es un recordatorio de que el trabajo restaurativo no termina; es un viaje continuo hacia una convivencia más plena y significativa, donde la paz se cultiva con dedicación y amor.

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