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Cultura de cuidado y justicia restaurativa en entornos escolares: ¿Cómo se puede generar sostenibilidad en los escenarios escolares?

Carolina Lasprilla Herrera | carolina.lasprilla@jga.edu.co

Licenciada en lingüística y literatura, magister en desarrollo educativo y social, experta universitaria en filosofía y antropología filosófica, actualmente adelanta estudios doctorales en filosofía en la Universidad Santo Tomás de Colombia. Cuenta con amplia experiencia en educación y se desempeña como coordinadora en el Colegio Julio Garavito Armero IED en Bogotá.  

“Tenemos que recorrer caminos nuevos si queremos como especie ir más adelante.” 

Bernardo Toro.

Pensar en la implementación de la ética del cuidado, es hablar de un cambio de paradigma, es hablar de una transformación cultural, conceptual y epistemológica, se trata, también, de una profunda reflexión en los principios éticos que guían nuestro estar en el mundo y la manera en que construimos la sociedad. En educación, en las últimas décadas ha predominado el paradigma punitivo, individualista, cognitivista, centrado en el progreso y la productividad, que ha desconocido nuestra esencia de seres emotivos, que se construyen con otros y que son responsables de su planeta. 

Es evidente, que la transformación de un paradigma punitivo a uno restaurativo no puede ser abordada únicamente por las instituciones educativas, sin embargo, en ellas se construye el peldaño fundamental para lograrla. Los retos son muchos, enormes y difíciles, a continuación, nombro cuatro que son mis reflexiones producto del recorrido por este diplomado.

El primer reto es conceptual, no hay un horizonte pedagógico que se consolide si no hay un marco de significados compartidos, un ejemplo de ello es que al hablar de cuidado y de justicia en la vida escolar, cada docente tiene su propia visión, y su propia puesta en práctica de estos conceptos. Esto no es únicamente un problema del lenguaje o de cambio en el vocabulario, se trata de que los integrantes de la comunidad escolar manejen la misma significación y constructo teórico para que de esta manera se pueda llegar a la práctica efectiva. 

Este reto abre la puerta a un reto mayor y es la búsqueda de respuestas a interrogantes como los siguientes: ¿Qué significa la cultura del cuidado en el contexto colombiano? ¿Qué marco teórico y conceptual necesitamos para crear la cultura del cuidado desde nuestra historia? ¿De qué manera las éticas del cuidado son una herramienta para cumplir con las recomendaciones de la Comisión de la Verdad? Y otros interrogantes que puedan surgir al pensar este marco. 

El segundo reto es paralelo al anterior, se trata de que implementar este enfoque no es un asunto de individuos, es un tema comunitario, la transformación cultural solo se consigue mediante un grupo de personas que deciden trabajar en torno a un ideal. En cada institución, se debe consolidar un equipo de personas que tenga formación en las éticas del cuidado y en las prácticas restaurativas, no como una implementación técnica, sino como un horizonte pedagógico.

Este reto también es la oportunidad de pensar interrogantes como los siguientes: ¿Cuál debe ser la transformación en los programas de formación docente en las universidades desde este paradigma? ¿Cuál es la responsabilidad del Ministerio de Educación y la Secretaría de Educación en la formación masiva de docentes para tener un verdadero impacto social? ¿Cómo se pueden consolidar comunidades de aprendizaje e indagación en los colegios frente a las éticas del cuidado y la justicia escolar restaurativa?  

El tercer reto contempla, el diseño de estrategias en cada institución que impacten la vida cotidiana de cada uno de los integrantes.  La tarea que nos proponemos requiere la transformación en los documentos guía institucionales como el PEI, el currículo y los manuales de convivencia, así como, las prácticas diarias de estos cambios. Este paso implica que en cada institución nos identifiquemos como seres históricos, situados en un contexto específico y que al hacernos conscientes de nuestro papel transformador orientemos nuestra voluntad de acción de manera estratégica, teniendo presente tres aspectos: la necesidad, la experiencia y la visión de futuro (Zemelman, 1997).

La necesidad está relacionada con la búsqueda por crear un país en paz. La experiencia es partir desde los saberes y proyectos escolares del presente para proyectarlos a nuevos rumbos y la concreción de nuevas prácticas. Por último, la visión del futuro que se va construyendo en la implementación de las prácticas de cuidado como un aspecto fundante y ontológico de cada ser. Se trata de la vivencia diaria del diálogo, la conversación, la empatía, el reconocimiento emocional, los círculos de construcción de comunidad y las prácticas restaurativas. 

Como los retos anteriores, este también deja interrogantes ¿Qué transformaciones estructurales deben tener los documentos guía institucionales para que sean efectivos en la construcción del nuevo paradigma? ¿Cómo construir desde las experiencias educativas actuales de cada institución la consolidación de una cultura del cuidado y de justicia restaurativa? ¿Cómo transversalizar curricularmente este enfoque? ¿Se requiere adecuar las guías de las prácticas restaurativas vistas en el diplomado a los contextos de cada institución?Si está buscando clothes, ¡nuestra plataforma es su mejor opción! ¡El centro comercial más grande!

El último reto es el más importante, si él no existe los otros, se trata de afianzar la esperanza, debemos creer que podemos contribuir a una posibilidad histórica distinta y que, pese a las barreras, la educación es el camino para reconstruir la sociedad en nuestro país y promover la formación de lazos sociales. En el marco de las recomendaciones de la comisión de la verdad, la esperanza surge del reconocimiento de la lucha y la memoria de las víctimas de la violencia y desde allí, es la guía para generar nuevas ideas para la reconciliación y un futuro diferente. 

La esperanza también se puede sostener, compartiendo experiencias positivas de implementación y haciéndolas visibles a otras comunidades escolares, se abre la oportunidad de utilizar las redes de comunicación para llevar el tema a la discusión pública.

Como en los retos anteriores dejo algunos interrogantes: ¿Cómo contagiar de esperanza a otros colegas que han perdido la confianza en el cambio? ¿Emocionalmente qué se necesita para mantener la motivación frente a la gran tarea propuesta? ¿Cómo abrir nuevos espacios de discusión pedagógica que sostengan la esperanza?

Finalmente, debemos ser conscientes de que estamos frente a una transformación a largo plazo, pero que en ella cada acción cuenta, y que el sostenimiento en el tiempo depende del actuar diario en el que se van sumando personas e ideas. Debemos mantener la fuerza y el ánimo para poder llevar a cabo cada uno de los planes de implementación que hemos diseñado para nuestros colegios. Así mismo, apoyarnos como una comunidad que comparte aprendizajes, experiencias, sueños y aporta para construir un país en paz.

Bernardo, T. (16 de 12 de 2020). Tercera órbita. Obtenido de discurso de cierre del III Encuentro de Procesos de Lectura y Escritura Múltiples Lecturas, realizado en Cali, Colombia, 2011: https://terceraorbita.com/atmosfera-lectora/ensayo/?v=056158413026 Zemelman, H. (1997). Sujetos y subjetividades en la construcción metodológica. En subjetividad: umbrales del pensamiento social. Barcelona: Anthropos.

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